Us compartim un altre article del darrer Catalunya Resistent, 111. Us animem a llegir el butlletí sencer, ple de memòria i valors democràtics.
Enric Cama
Cuando se cumplen 48 años de la creación de la sangrienta estrategia diseñada per Estados Unidos para los regímenes militares del Cono Sur de Latinoamérica, entre los años 1970 y 1980, y que tuvo como consecuencia la desaparición y muerte de decenas de miles de opositores políticos, nos parece oportuno recordar el vuelo del CÓNDOR.
¿Qué fue la “OPERACIÓN CÓNDOR”? Fue un pacto criminal secreto entre países dictatoriales del Cono Sur de América Latina, inspirado por los EEUU, para el intercambio de información de inteligencia con el objetivo de controlar ciudadanos considerados subversivos o de actitud o pensamiento opositor. Todo ello bajo la dirección del Secretario de Estado de los EEUU, Henry Kissinger. Especialmente la represión iba dirigida a sectores educativos, culturales, sindicales, etc. desde simplemente demócratas hasta miembros de grupos armados. Una vez ubicados, el siguiente paso era su detención, traslado a otro país si así se requería, tortura y ejecución. El resultado fue decenas de miles de torturados y asesinados, muchos de los cuales aún constan como desaparecidos. En la práctica significó la desaparición de fronteras y la eliminación de disidentes ideológicos, así como la globalización de la criminalidad. Todo ello para salvar supuestamente la civilización occidental y cristiana de “las garras del comunismo”.
El CÓNDOR nació en la reunión que el 25 de noviembre de 1975 realizaron en Santiago de Chile los jefes de inteligencia de los gobiernos militares de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay a los que se sumaron luego los gobiernos de Ecuador y Perú. En esta reunión se acordó la coordinación de las tareas de persecución de personas y organizaciones “subversivas”. Cabe destacar que el PLAN CONDOR suponía la desaparición de la soberanía de estos Estados y su tránsito hacia la obscura noche del liberalismo. Todo ello para imponer a sangre y fuego el modelo neoliberal, es decir la privatización de lo público y el control privado de los recursos naturales. Su paso fue arrasador, llevando su carga de muerte sobre Latinoamérica dejando para siempre su sombra y un aleteo macabro que presumía su vuelta.
La OPERACIÓN CÓNDOR supuso la desaparición física del mejor pensamiento de aquella región. Significó una auténtica “bomba atómica” sobre el Cono Sur de América Latina con el terrible saldo de más de 100.000 víctimas mortales, en su gran mayoría líderes sociales, religiosos miembros de la Teología de la Liberación, sindicalistas, artistas, defensores de los Derechos Humanos, etc. que fueron eliminados con gran crueldad.
El Dr. Almada, ciudadano paraguayo, fue una víctima del Cóndor y sufrió todo su amplio repertorio de terror. Su interés por la reforma del sistema educativo en Paraguay y por la mejora de las condiciones laborales de los maestros, así como la campaña que se llevó a cabo en el Instituto Alberdi, bajo su dirección, implantando la teoría pedagógica del educador brasileño Paulo Freire, fue suficiente para calificarle de maestro subversivo y terrorista intelectual.
Su esposa entonces, la educadora Celestina Pérez, fue también detenida muriendo a consecuencia de las torturas a que fue sometida. En 1976 Almada fue enviado al Campo de Concentración “Emboscada”, donde había más de 400 prisioneros políticos. En 1977, por “mala conducta”, lo devolvieron al “Sepulcro de los Vivos”, en Asunción, donde realizó una famosa huelga de hambre de 30 días. Gracias a la solidaridad de organizaciones de Derechos Humanos y del Comité de Iglesias recuperó finalmente la libertad y fue expulsado del país pudiendo marchar al exilio.
Ha dedicado, desde entonces, gran parte de su vida a investigar el CÓNDOR. La investigación lo llevó, el 22 de diciembre de 1992, al descubrimiento del ARCHIVO DEL TERROR, con más de 3 toneladas de documentos policiales y militares a través de los cuales puede sacarse a la luz la historia y el desarrollo del CÓNDOR. El archivo, descubierto en Paraguay, país gobernado por el dictador, general Stroessner, durante 35 años bajo el amparo de los Estados Unidos, fue declarado por la UNESCO, en 2009, MEMORIA DEL MUNDO.
Durante años Almada se reunió con el Fiscal Capaldo a quien entregó en forma continuada fotocopias autentificadas relativas al PLAN CONDOR que con seguridad han ayudado a establecer pruebas contra la organización criminal. Pero no podemos dejar de lamentar que todo ello llegara demasiado tarde porque la mayoría de los genocidas del Cóndor ya murieron, o sea que sus delitos quedaron impunes debido al tiempo transcurrido.
En la actualidad, en muchos países de Latinoamérica se pueden constatar cambios positivos. La herencia de los luchadores víctimas del CÓNDOR se ha transmitido a nuevas generaciones que sostienen, como Almada, alta la bandera del cambio. Los avances electorales de formaciones políticas de izquierda han permitido que se formen en muchos países gobiernos progresistas no controlados directamente por Washington y sin que EEUU esta vez intervenga militarmente. Lamentablemente la política de los EEUU mantiene en parte algunos de sus rasgos tradicionales, por ejemplo en relación a Cuba, con la que mantiene el tradicional bloqueo y bajo la acusación de país terrorista, o alimentando la oposición al gobierno de Arce en Bolivia, u Ortega en Nicaragua, etc. aunque, como afirma Martin Almada, otros países han seguido la vieja máxima del príncipe de Lampedusa: “Hay que cambiar algo para que nada cambie”, como ocurre en Paraguay donde los seguidores del dictador general Stroessner continúan en el poder presentándose como luchadores contra la dictadura. Es de esperar que los procesos democráticos actuales avancen y se consoliden en Latinoamérica la independencia, las libertades y la justícia social. En este proceso tendrán siempre la solidaridad de l’Associació Catalana de Persones Ex preses Polítiques del Franquisme.
