LA LIBERACIÓN DE PARÍS. Fragmentos del libro “Uno entre tantos” de lluís martí bielsa

24-08-25

Lluís Martí Bielsa 75 años después desfilando por Paris

El 25 de agosto se celebra el aniversario de la Liberación de París. En memoria de LLuís Martí Bielsa, que fue secretario general de nuestra asociación y uno de los resistentes que liberó París, reproducimos a continuación algunos fragmentos de su libro “Uno entre tantos”:

El día 19 de agosto de 1944 se inicia la insurrección parisina. El día antes, en el “Pont des Arts” se llevaron a cabo unos fusilamientos que hicieron reaccionar al pueblo de París que protagonizó una gran manifestación por los bulevares. Me precio de haber asistido a manifestaciones multitudinarias, pero aquella….  Aquella era de verdad. En aquella manifestación todo París era una manifestación contra la ocupación. Habían parado los transportes públicos y la policía… esta aún a las órdenes del ocupante nazi, había tomado posiciones a la altura de la bifurcación de los bulevares “Hausmman” con el “Italiens”, dominando todas las encrucijadas para impedir que la manifestación llegase a la plaza “L`Etoile” o sea, “Arco del Triunfo”.

De pronto una voz potente que grita, seguida de miles y miles de voces de manifestantes:

–          “Vive la policía francesa” ¡La policía está con nosotros!

Estupefacción entre las filas de la policía que se miraban los unos a los otros como preguntándose qué es lo que tenían que hacer. Creo que nunca más veré una reacción tan inmediata. Corriendo como si alguien les empujara, los que tenían como misión el avance de la manifestación, se sumaron a la misma como un solo hombre y dejó de ser una manifestación silenciosa como hasta el momento. Aquel día en aquel momento comenzó la huelga general de la policía de París y la insurrección propiamente dicha.

“Paso a hacer una cronología de los hechos.”

18 de agosto:           Fusilamiento de los alemanes en “Pont dels Arts”

19 de agosto:           3.000 policías ocupan la prefectura de policía de París.

20-22 de agosto:     Entra en vigor una tregua por la intermediación del Cónsul de Suecia Raul Nordling, entre los insurrectos y el General Von Choltitz, comandante alemán de París

22-25 de agosto:     Continúan los combates por iniciativa del comité de liberación que dirige el coronel de la resistencia de la FFI de L`Ille-de-France.

22 de agosto:           Por la insistencia del General De Gaulle, el Genera Eisenhower, comandante jefe de las fuerzas aliadas, ordena Dirigir la 2ª división blindada hacia París.

24 de agosto:           Bajo el mando del Capitán Raymond Dronne, un destacamento de la 2ª DB entra en París  llegando al Hotel de Ville (El Ayuntamiento).

25 de agosto:           Capitulación del General Von Choltiz.

26 de agosto:           De Gaulle baja por la Avenida de los Campo Elíseos hasta                                     “Notre Dame” para asistir a una misa de Acción de Gracias                                               oficiada por el Obispo de París.

31 de agosto:           La sede del Gobierno de la República se traslada desde Ager hasta París.

Todo París se lanzó a la calle, apareció una consigna en la que todos coincidían París tenía que ser liberado por los franceses. Tanto el PC francés que encabezaba la lucha en las calles, como las directrices del Gobierno Provisional de la República coincidían en la idea de que, si los americanos llegasen a poder considerarse los liberadores de París, la faena sería después para quitárselos de encima. El desarrollo de los hechos llegó a darles la razón. Costó lo que nadie puede imaginar quitarse al ejército americano que ya se consideraba con derechos sobre Francia, al que hubo de pagar las instalaciones que los americanos habían construido para su comodidad. Los combates y también bajas. Un millar de asistentes y seiscientos civiles por una parte y un total de dos mil soldados alemanes de la otra son las cifras que se mantienen cuando se habla de la liberación de París. Por lo que se refiere a la 2ª DB del General Leclerc al frente de la segunda división blindada del ejército francés que se quitaba, de esta manera la vergüenza de la “drole de guerra” (guerra de broma). Una guerra en la que Francia no opuso resistencia alguna. En todo caso y en un principio fue solo la 9ª Compañía, la del Capitán Dronne la que entró en París. Casí todos sus componentes eran españoles republicanos que fueron reclutados muchos de ellos por la fuerza, por la Legión Extranjera. Habían tenido que elegir entre la Legión Extranjera o ser repatriados por la fuerza a la España de Franco. Algunos de ellos desertaron de la legión y fueron a luchar a las filas de la organización guerrillera. Según nos explica el “último sobreviviente de la 9ª”, Luis Royo, en una entrevista al diario El País (22-8-2004) y mi propio testimonio, pocos llegaron a ver la 2ª Guerra Mundial acabada. La mayoría dejaron la piel en los combates que librarían camino de Berlín.

La participación española fue más bien discreta, fuera de algún hecho puntual, por lo que hace a la liberación de París. Teníamos el que diríamos Estado Mayor en un almacén de importación de frutas de España en el Bulevar de Sebastopol. Desde aquel almacén salían los compañeros en misiones muy concretas. Casi siempre para abastecernos de armamento pensando en España. Creíamos, estábamos convencidos que una vez liberada Francia, sería el turno de España y por lo mismo teníamos que acumular cuantas más armas mejor. Las armas las tuvimos nosotros, compatriotas, los de las 9ª, pocos días después de la liberación de París nos hicieron el presente de un camión cargado de armas, así como del camión que las contenía.

Pero si hemos de ser justos, la intervención de la 9ª de Leclerc fue providencial para los que nos habíamos lanzado a la calle para la insurrección. Los alemanes no se hubiesen rendido nunca al pueblo de París y podían decidir salir a la desesperada de los cuarteles y se podía haber dado un baño de sangre, ya que no solo habían las tropas que habían conquistado París, si no todas aquellas, que procedente del frente del Atlántico habían buscado en los cuarteles ocupados por alemanes lugar donde cobijarse, al no saber cómo salir de París, de esto hay una explicación: En previsión de la retirada para salir del atolladero que significaba todo el material y tropas que los alemanes tenían en el Atlántico, para pasar a Alemania tenían forzosamente que atravesar París por la parte más ancha, en previsión de esto que era conocido por el mando alemán, habían previsto y así lo hicieron, colocar unas señales que indicaban a las tropas en retirada el camino a seguir hasta Berlín, unas flechas que indicaban la dirección a seguir; Pues bien, el pueblo de París que es muy ingenioso, se dedicó una noche a cambiar el sentido de las flechas, que si se guiaban por ellas, todavía estarían dándose vueltas a París, por lo que lo más acertado era cobijarse en lugar seguro que para ellos eran los cuarteles que desde que tomaron París eran su lugar de residencia. Las barricadas que se habían improvisado por los combatientes voluntarios que tenían la consigna de dejar pasar la caravana que se formaba de camiones alemanes, y enfrentarse tan solo al último camión, lo que suponía que se iban reduciendo el número de vehículos en retirada en la medida que perdían el último en cada barricada y las había y muchas y no faltaban voluntarios para hacerlas efectivas. De darse cuenta de la estratagema que tendía a dejar perder los vehículos de la cadena, uno tras otro, los alemanes escogieron el poder cobijarse en París en los cuarteles que estaban ocupados por sus fuerzas. Por eso decía que la llegada de Leclerc fue providencial para los que estábamos en la calle, a pecho descubierto, con pocas armas y sin casi municiones.

La lucha en la calle era dirigida, fundamentalmente por el Partido Comunista Francés. (PCF). La derecha en un intento de acabar con la insurrección y el cariz que iba tomando la lucha en la calle, por dos veces intentó establecer una tregua que permitiera salir de París a las tropas nazis y conseguir de esta manera la presencia en las calles de París de los parisinos. Por dos veces el PC de París lo impidió. Sabía que la idea que tenía los alemanes era destruir París si se veían obligados a abandonarlo.

Los que vivimos y conocimos la ocupación nazi, estamos convencidos de que si el General Von Choltitz no dejó París en llamas como había ordenado Hitler, no fue por consideración ni por sus buenos sentimientos. Fue porque no se le permitió la ocasión de hacerlo. La resistencia controló en todo momento la red del metro, la de las catacumbas y mantuvo recluidos en sus recintos a las tropas alemanas hasta el momento de la firma de la rendición. Se tiene que hacer resaltar que cuando llegó el momento de la firma intentaron que en el documento no figurase la firma de Henri Rol Tangui. Querían que el documento solo figurase los nombres de los militares y no de la resistencia, a la cabeza de la cual estaba el conocido brigadista internacional Henri Rol Tangui. No querían que figurase en el documento la labor que para la liberación de París desarrolló la insurrección parisina, ni adjudicar la liberación de la capital a la movilización del pueblo de París a la llamada del PC francés. Rol Tangui se mostró inflexible y avalado por el pueblo en armas estampó en el documento su firma.

Después de la liberación de Paris, al coronel jefe de la resistencia de la zona norte Henri Rol Tangui, le asignaron una residencia con un servicio de guardia las 24 horas del día. En París aún era normal oír disparos, sobre todo durante la noche. Eran de los antiguos milicianos de “Darnan” que no se habían entregado, y que no solo se defendían como “gato panza arriba”, si no que atacaban cuando tenían ocasión de hacerlo. Eran los nazis franceses comprometidos de tal manera que si se les atrapaba solo les esperaba la pena de muerte.

Rol Tangui se informó sobre aquella guardia tan bien uniformada, limpios y planchados como salidos de la caja. Cuando el solo vestía con la guerrera ¡¡de cuando era comisario de las Brigadas Internacionales en la Guerra de España!

–          Rol Tangui pregunto: ¿No hay españoles en el primer regimiento de París?

–          Le respondieron: Si, pero no están uniformados. De hecho, las armas que llevan los que hacen la guardia son de ellos.

–          Me importan un bledo los uniformes. Lo que quiero es dormir tranquilo.

Le monté la guardia hasta que lo creyeron oportuno. En una ocasión (1-9-1985) que Rol Tangui vino a Barcelona, a un encuentro de brigadistas Internacionales, y nos visitó en nuestro local de la Vía Layetana, me presenté a él y aunque no me recordaba, si el hecho que ya es una anécdota entre tantas.

Este fue su comentario: “Yo les dije que quería dormir tranquilo y con los españoles vigilando mis sueños me sentía seguro y esto me tranquilizaba.”

Texto: Fragmentos del libro “Uno entre tantos” Memorias de Lluís Martí Bielsa

Lluís Martí Bielsa desfilando por París después de la liberación (El segundo por la izquierda)