Carta de Joana Conill

12-01-21

Querid@s tod@s, 

El día 14 de diciembre tuve el inmenso privilegio de entrar en la cárcel de Burgos. El tristemente famoso Penal de Burgos. Y su patio. Desde el que se sigue viendo volar cigüeñas.

Ayer un buen amigo me recordaba que todavía no le he contado nada sobre mi viaje a la cárcel. 

Es cierto. 

Es que Burgos me ha dejado sin palabras. 

Por suerte, donde no llegan nuestras palabras llegan las de los demás. 

Fui invitada a la cárcel por 4 periodistas burgaleses de enorme y cálido corazón que han tirado adelante el periódico “La Voz del Patio”. Una redacción dentro de una cárcel donde las personas que están presas en este momento de su vida editan un periódico cuatrimestralmente con la mentoría de los periodistas. Periodistas que poco menos que han conseguido un milagro. Periodistas que me arroparon hasta lo profundo en una de las experiencias más duras de mi vida. También de las más bellas y reparadoras. Las conjugaciones de la vida a menudo son misteriosas.    

Entre las lúcidas páginas de “La Voz del Patio” tengo el privilegio de estar. Sus palabras narran mejor de lo que yo hubiera podido tremenda experiencia. 

https://www.lavozdelpatio.es (VER EL ÚLTIMO NÚMERO. Portada i página 20)

Gracias a su publicación, además, me ha contactado un expreso con el que acabo de hablar.

Me pregunta cómo ha sido la vuelta, y me comparte, como si supiera que necesito escucharlo, que cuando entró de nuevo pasados los años, se quedó tan sobrecogido que no pudo respirar hasta salir.  

Recojo su aliento. Y siento que hoy es día de compartir. Compartir calorcito en este día de frío en esta grandísima trama de afectos que tejemos entre tod@s. Si algo he aprendido en Burgos, es que es en el acto de compartir el dolor que nace la esperanza.     

Desde aquí quiero expresar mi enorme gratitud al equipo y a la redacción de “La Voz del Patio” por haber conseguido un milagro. Abrir las puertas de una cárcel. 

Os pido efusivamente que difundáis su periódico tanto como podáis. Que las cárceles no sean ese lugar ajeno que siempre fueron para mí. Que abramos sus puertas leyendo lo que en ellas se escribe. Que castigar no sea un camino. 

Y a vosotr@s, querid@s tod@s, os deseo pulsos tenaces entre la esperanza y la desesperanza que os hagan sentir la fuerza de la vida y la ternura de lo humano. 

Viva el amor, viva la inteligencia y viva la libertad. 

Os abrazo y os quiero, 

Joana